Quizás seas como yo, unas de las miles de mujeres con piel grasa, de esas que en el verano brillan como ampolletas, de esas que están hartas de las "cremitas para...", esas del jabón que te deja la cara tiesa, esas de la espinilla maldita que aparece en plena frente aunque tengas más de 30.

Bueno, yo tengo piel grasa de nacimiento y desde siempre he escuchado: "¡Ay, niña. Sí así te van a salir menos arrugas!, ¡Es peor tener piel seca!, ¡Pero si te limpias con (inserte aquí porquería facial hyper cara) ni se nota! 

¡Pero si se nota, carajo! ¡Obvio que llena de granos no se van a ver tus arrugas! ¡Y lógico que sí tuviésemos plata a lo Kardashian, pasaríamos en tratamientos! Pero como somos profesoras, y por ende sin tiempo y sin plata y con suerte nos alcanza para tomarnos el té de la semana, les traigo una propuesta facial: la infalible máscara de café y leche.

El café no sólo es bueno cuando te quedas despierta corrigiendo pruebas, también es bueno como exfoliante, anti-inflamatorio y astringente. Te ayuda a eliminar las ojeras de mapache y las manchas en general, incluso para combatir la celulitis. Por otro lado está la leche, que ayuda a hidratar tu cuerpo y estimular el colágeno en la piel, asi que por donde lo mires no puedes fallar.

Preparación

¡De noche! Disolver bien el café en la leche y formar una pasta, luego limpiar el rostro con agua y aplicar la pasta directamente con una cuchara o brocha sobre la cara. Esperar hasta que la pasta se seque en el rostro (15 minutos aproximadamente) y luego aclarar con agua. Para finalizar aplicar alguna crema de avena para sellar la piel.

Piel luminosa, limpia y sin manchas garantizada al día siguiente. 💗

No recomiendo hacer esto durante el día, o exponerse al sol durante la aplicación. Al ser esta una máscara exfoliante podemos terminar manchadas, así que mejor prevenir que lamentar.

Yo uso esta mascarilla por lo menos una vez a la semana y la diferencia es notoria y definitivamente resulta. La recomiendo a ojos cerrados.